The last installment in our “Cat Senses Study” is the one that covers more ground: touch. Our bodies are covered in shiny hair coats that serve as natural warm jackets in the cold weather and as sun deterrents during the summer months. Some humans assume that because we seem to handle the weather perfectly that we’re immune to the dangers of it. That is simply not true. Just because we keep our cool at all times doesn’t mean we don’t get heat stroked or hypothermia in extreme conditions.
To help in these situations, we have specific sensitive spots that react to temperature changes and touch receptors (located mostly in our paw pads and tongue) that acquire information about our surroundings.
The masters of our sense of touch are, without a doubt, the whiskers. These clever hairs are thicker, stronger, go deeper inside our body than any other hair and can move in different directions; this gives them a direct connection to nerves and blood vessels that travel thru our brain, sending instructions like “avoid that chair” or “road ends ahead”.
How do they do it? The whiskers scientific name is vibrissae, and as the name suggests, they pick up any sudden changes in airflow, any vibration around us, sending that message straight to the brain, showing us the right path to take. You don’t think there are air currents between the chairs and the dining room table? Oh yes there are and we feel them. Whiskers help us keep our graceful strut, gives us confidence to glide around furniture, rooftops and people’s legs.
They allow us to “see” up close. Our big eyes can capture peripheral and long distance vision, but it’s hard to decipher what’s right in front of us. Whiskers send info about the prey’s size and location so we can go for the kill in the dark (take that catnip mouse!). A useful attribute to have as we grow older or turn blind, we may walk slower but we know where we’re going.
Whiskers are also mood indicators:
- Relaxed looking down? Sign of a chill cat
- Straight back? Kitty’s not happy, ready to pounce
- Up front and very straight? In hunting mode
All these characteristics make them a big part of our feline je ne sais quoi factor. Some humans think it’s funny to cut a cat’s whiskers, but let me tell you, losing them disrupts our sense of direction, kitty feels lost, stumbling around trying to find the way to the litterbox or even worse, our way home. Not a fun game at all. Respect the vibrissae.
EN ESPAÑOL
Los bigotes son mis co-pilotos
El último artículo en la serie “Los sentidos del gato” es el que cubre más terreno: el tacto. Nuestros cuerpos están cubiertos de pelo sedoso que sirve como abrigo natural en los meses fríos y nos protege del sol durante el verano. Algunos humanos asumen que como parecemos estar a gusto en cualquier clima que las temperaturas no nos afectan. Pero esto no es verdad. El que nos veamos siempre cool no significa que no padezcamos de golpes de calor o hipotermia en temperaturas extremas.
Para ayudar en estas situaciones tenemos receptores específicos en el cuerpo (colocados en nuestras patas y lengua, entre otros) que reaccionan a los cambios climáticos y nos informan sobre lo que pasa en nuestros alrededores.
Pero los maestros del sentido del tacto son sin duda los bigotes. Más gruesos, fuertes, viajan más adentro que cualquier otro pelo además de poderse mover en distintas direcciones; todo esto les da la capacidad de conectarse con nervios y vasos sanguíneos que llegan directamente al cerebro enviando información importante como “cuidado con esa silla” o “el camino termina adelante”.
¿Cómo lo logran? El nombre científico de los bigotes es vibrissae, y como sugiere la palabra, ellos captan cualquier cambio en las corrientes de aire, la más mínima vibración a nuestro alrededor y la envía al cerebro el cual transmite el mensaje indicando el camino correcto a seguir. ¿Piensas que no hay corrientes de aire entre la silla y la mesa del comedor? Pues sí que las hay y nosotros las sentimos. Los bigotes nos ayudan a caminar con gracia y confianza alrededor de los muebles, azoteas y tus piernas.
Nos permiten “ver” lo que está muy cerca. Estos ojos enormes que tenemos pueden captar todo en nuestra visión periférica y de larga distancia, pero no es tan sencillo mirar lo que tenemos de frente. Los bigotes nos informan sobre el tamaño y localización de la presa para que podamos atacar en la oscuridad (¡qué te parece ratón de catnip!). Un atributo muy útil de tener para cuando vamos entrando en años o nos quedamos ciegos, caminamos un poco lento, pero sabemos bien hacia dónde vamos.
Los bigotes también indican nuestro estado de ánimo:
- ¿Relajados y hacia abajo? El gato está pasándola bien
- ¿Estirados hacia atrás? Minino no está content, vaya con cuidado
- ¿Estirados hacia el frente? Listo para cazar
Todas estas características los hacen parte integral de nuestro je ne sais quoi felino. Algunos humanos piensan que es gracioso el cortarle los bigotes al gato, pero te digo que no tiene nada de chistoso. El minino pierde su sentido de dirección, nos deprime el no encontrar el camino correcto hacia el arenero o de vuelta a casa. No es un juego. Respeten al vibrissae.